“Nuestro cerebro tiene como misión crear” (Barquero, 2008)
La música siempre ha estado en el diario vivir de las personas y es una herramienta capaz de expresar sentimientos y emociones en una pequeña fracción de tiempo.
La música y el cerebro se conectan desde la escucha, la memorización, la descripción, la creación, al análisis, la enseñanza, al aprendizaje, el desarrollo, la terapia, entre otros muchos factores que involucran directamente al individuo. (Seachore, 2015).
La música ocupa un espacio mayor en el cerebro que el mismo lenguaje, por eso es más que una producción de emociones, además logra hacernos saltar, gritar y hasta comprar algo (Sacks, Musichophilia -Tales of Music and the Brain, 2007); adicionalmente, la música ha llegado a niveles extraordinarios de sanación de dolencias corporales y físicas, además de una mejora inminente asociada a la calidad de vida en pacientes con Alzheimer y con Parkinson. entre otros, ayudando a que el cerebro estimulado por múltiples armonías desarrolle un proceso innovador respecto al comportamiento y genere una cadena de reacciones químicas y biológicas que desencadenan placer, tranquilidad y sentimientos de bienestar.
El antecesor a la música en la sociedad, era la imagen, pero aún no había un enlace evidente entre la imagen y el sonido, este primero generaba en nuestro cerebro múltiples reacciones y estímulos que nos orientaban hacia la acción; sin embargo esta situación no duro mucho tiempo y fue en la década de los años ochenta cuando se empezó a relacionar la música con la imagen y de manera posterior la creatividad cerebral cuando se escuchaban sinfonías o melodías que movían las emociones y sentimientos de las personas.
Volviendo al tema de la música y el cerebro, hay personas que pueden crear y recordar melodías exactas sin tener que escucharlas, bajo una codificación específica que estimula la corteza auditiva y en este punto es importante reflexionar respecto a la cadena de estímulos que desata la música que, después de activar la corteza auditiva, los recuerdos, imágenes y sentimientos, tiene la facultad de estimularla corteza motora a través del movimiento y simultáneamente crear nuevos sentimientos mientras recuerdan la melodía. (Sacks, Musichophilia -Tales of Music and the Brain, 2007).
Esta cadena de estímulos, fluyen a través de las emociones y las neuronas que trabajan intensamente cuando el individuo escucha una melodía y le permite crear una experiencia que parecería etérea y no identificable en el contexto real e imaginario teniendo en cuenta las múltiples sensaciones que en millonésimas de segundo la música puede crear.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Georgetown en Estados Unidos descubrió que la parte del cerebro que nos hace recordar la música es la misma que la que nos hace caminar, es decir en la parte motora del cerebro. (Rauschecker, 2016)
Este experimento se hizo a partir de los discos de The Beatles, donde se detectó que las personas que lo escuchan con una alta frecuencia y regularidad pueden recordar la canción que sigue inmediatamente, se aprende el orden y los golpes de cada instrumento; lo que se descubrió corresponde al estímulo del cerebro a través de un aprendizaje a partir de la parte motora del mismo, así como cuando el individuo aprende un deporte o una rutina de baile, cuando más se practica, se memoriza y luego los movimientos surgen en la misma secuencia pero de una manera involuntaria; así mismo ocurre con el cerebro, es capaz de recordar cada melodía, sonido y estrofa de una canción que se repite constantemente.
El entendimiento de la música se procesa por el hemisferio del cerebro que no es dominante, que en la mayoría de casos es el derecho y es que existe una idea bastante extendida de que la creatividad tiene una relación muy estrecha con el lado derecho del cerebro. Según esa idea, los dos hemisferios diferirían en el tipo de procesos cognitivos con los que están relacionados. El lado izquierdo estada dedicado a procesos de «razonamiento lógico» y el derecho a procesos que implican «intuición»
Erik Jensen(2003)en su libro “Cerebro y aprendizaje. Competencias e implicaciones educativas” nos habla de las vibraciones creadas por la música que se relacionan de manera directa con las pulsaciones del corazón, aquellas que nos hacen sentir corporalmente y nos llevan a emocionas distintas, dependiendo de los gustos y preferencias; estas vibraciones pueden aumentar la energía física, alterar el metabolismo, acelerar o disminuir los latidos del corazón, reducir el dolor, hacen aparecer emociones y lo más importante estimular la creatividad (Webb, 1990).
Luego de la contextualización del cerebro y su proceso creativo a través de la música, podemos concluir que la música juega un papel fundamental en el proceso creativo del cerebro y especialmente en el área de desarrollo y aprendizaje de niños y adultos, resulta ser un componente altamente estimulante especialmente en la etapa de empatía con el usuario e ideación de las soluciones que deben ser gestionadas en diferentes escenarios con el objetivo de probar su pertinencia y asertividad.
Autor
Articulo tomado y adaptado del Instituto para el emprendimiento sostenible de la universidad de EAN.
"MUSIC THINKING: EXPLORANDO EL CEREBRO CREATIVO", 2017
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