En la anterior entrega, culminé refiriéndome al fracaso como parte inherente al logro de los objetivos, así como a y la necesidad de acompañar la aceptación del hecho con las acciones apropiadas, una vez que él nos devele las causas de su aparición.
Porque cuando aceptamos el fracaso y no lo escondemos, nos llevamos dos galardones de gran valor: confianza y respeto. Confianza, porque cualquiera que tenga la fortaleza de aceptar que se equivocó y que está dispuesto a enmendar su error, es digno de confianza.
Respeto, porque cuando alguien actúa como debe ser ante situaciones adversas, demuestra que es un ser que ha llegado a la adultez con la convicción de que nadie sino él es responsable de sus acciones y que él y sólo él es el encargado de resolver las consecuencias de lo que hizo.
Continuando en la línea de lo fundamental a tener presente, me apoyo ahora en las investigaciones del Dr. Paul McLean, quien como neurocientífico, fisiólogo y médico, realizó importantes aportes en los campos de la psicología y la psiquiatría, demostrando con sus estudios que hay una parte del cerebro (el límbico) que está asociado al manejo de las emociones.
Este hecho demostrado responde al por qué las personas en general toman sus decisiones dándole un alto peso específico a las emociones. Conocer ésto resulta invaluable cuando establecemos relaciones humanas de cualquier tipo y debe tenerse en cuenta, sobre todo al trabajar en equipo.
Porque cuando nos comunicamos con otras personas, tanto de manera individual como en labores grupales, el hecho de concientizar que cada interlocutor es un ser individual, con una vida y una historia personal cargada de aspiraciones y expectativas, nos ayuda en gran medida a conocernos mejor a nosotros también, logrando ese ganar-ganar siempre deseado.
Por eso, el primer paso deberá ser el nuestro. Así fortaleceremos relaciones. Proponiéndonos nosotros a dar lo mejor en este sentido, haremos un «efecto espejo» en los demás y propiciaremos que las relaciones sean duraderas, alcanzando como consecuencia los objetivos comunes. Es una manera breve de hablar del «Bien Común que me incluye».
Si a esto le agregamos el ego que debemos limitar al realizar trabajos grupales, conseguiremos la manera simple de hacer que las victorias sean siempre del equipo y no de nadie en particular.
Entrando en la fase de ejecución, será fundamental tener claro que el trabajo que está lleno de muchas «acciones» sin logro de objetivos, sólo producirá cansancio y frustración.
En tal sentido, estar consciente de que se debe tener claro el objetivo y las prioridades antes de iniciar cualquier actividad, es una manera efectiva de participar activamente en un equipo; porque es un hecho obvio que «corriendo a toda velocidad en círculos» no llegamos a ningún lado.
Otro compromiso que no se debe descuidar en general y el particular en un grupo, es el relativo a la confianza. Ésta no se declara, sino que se demuestra. Se construye a «fuego lento» y se apoya en la certeza de la fiabilidad, sinceridad e integridad que debemos infundir en los demás. Es muy frágil, por lo que es un valor que debe hay que cuidarse con celo.
Y conectando acciones con confianza, la actitud ante la forma de actuar es fundamental. Reunirse con personas que todo el tiempo se están refiriendo a «lo mal que salen las cosas» y «lo mal que se comporta tal o cual persona», o actuar personalmente de esa manera, no solo afecta lo que se está haciendo, sino que perjudica la confianza, tanto del que lo dice como el que lo acompaña en la acción.
Esto es algo que se debe tener muy presente, porque termina siendo «la carta de presentación» que vamos a mostrar cada vez que deseemos actuar de la manera que propongo para ser lo que deseamos mostrar ante los demás y con nosotros mismo.
En la próxima entrega continuaré con estos Tips que considero fundamentales, «de amplio espectro» y, sin duda, dignos de ser considerados en cualquier momento de nuestras vidas.
Gracias por tu tiempo.
Autor
Arnaldo González Graterol
Autor de la competencia Liderazgo de personas y equipos
en el libro Y eso, ¿cómo se come?
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