«Stakeholder» es un concepto creado por el filósofo estadounidense Robert Edward Freeman en la década de los ´80 y se utiliza como término para referirse a cualquier individuo u organización que resulta influenciado o que influencia las acciones de una empresa. Son aquellas que han apostado por ella y, por lo tanto, están interesadas en su buen desempeño.
Conocido por su traducción al español como «partes interesadas», los stakeholders son las personas o agrupaciones que se circundan a las empresas sin ser parte de ellas, necesariamente, como se ve en la figura; y que interactúan en doble sentido con ellas; y que hace que muchas de las decisiones tomadas por las mismas puedan verse influenciadas por ellos.
Se debe hacer la aclaratoria de que un stakeholder no es lo mismo que un socio empresarial, ya que el primero participa en la propiedad, tiene control financiero y responsabilidad sobre ella y sobre las acciones ejecutadas por los demás miembros de la misma; y el segundo, en general, solo tiene interés en ella porque puede verse afectado por sus actividades.
En esta descripción general, también indicada en la figura anexa, sólo los propietarios, como stakeholders natos, comparten la posición con la de socio empresarial. Sin embargo, por la importancia del término, resulta irrelevante el hecho de la duplicidad porque se compensa con el valor intrínseco que tiene el término.
Por ser «partes interesadas», Los stakeholders incluyen a los empleados, directivos y propietarios como representantes de las «parte interna»; y a los clientes, proveedores, acreedores, accionistas, sociedad y gobiernos como representantes de las «parte externa» de la organización.
Todos ellos representan a los grupos asociados al desenvolvimiento de su actividad y, por lo tanto, deben ser incluidos y considerados como «entes de valor».
Relacionando como siempre los temas de interés general con el punto focal de mis artículos, si pensamos con un enfoque sistémico, un líder, independientemente de su posición en la empresa es una «parte interesada» en la misma, porque tiene la convicción de que su influencia propicia el buen desempeño de la empresa a la que está relacionado.
Es esto justamente lo que hace valiosa la posición del líder, porque no solamente sabe que su influencia es positiva, sino porque sabe distinguir quiénes son las entes que influyen en la empresa y logra generar estrategias que permiten potenciar el bienestar y la buena relación entre las partes internas y externas interesadas.
Por tomar algunos elementos como ejemplo, los colaboradores que son los que mantienen activa y funcional a la organización, son uno de los grupos de interés más importantes, porque su esfuerzo y desempeño influye directamente en el aumento de la calidad de los servicios y productos ofrecidos. Los efectos positivos también deben reflejarse en ellos. Por ello, un líder efectivo debe propiciar el buen desempeño.
Por otra parte, los clientes representan la razón de ser de las empresas porque sin ellos resulta imposible la presencia de ella. Cuando un líder reconoce el valor sustancial de colaboradores y clientes y combina ambos reconocimientos, logra generar soluciones de mercado, así como estrategias de marketing que respondan a esas necesidades.
De esa manera la atención de su público objetivo será compartida con los colaboradores y así podrá generar un constante ciclo de retroalimentación empresa – consumidor. Por ello, la relación entre la empresa, colaboradores y clientes debe basarse en un equilibrio y en la generación de prácticas comerciales que tengan un efecto positivo en las vidas de todos los involucrados.
Con estos dos elementos colocados en primer lugar, un líder puede hacer que el resto de los stakeholders se alineen en una espiral de crecimiento continuo, generando posibilidades que hagan que los objetivos empresariales y personales de los entes involucrados vengan por añadidura.
Por estas y muchas razones más, cada día resulta imperiosa la necesidad de fortalecer los elementos que sirven de inspiración para atreverse propiciar la presencia del liderazgo a llevar a la empresa al próximo nivel, en colaboración con aquellos que apuestan por su crecimiento, tanto interna como externamente.
Nota de cierre: Todos estos artículos los hago con una clara intención: Deseo que se reflexione sobre la necesidad imperiosa de formar personas integrales y no solo expertos profesionales generadores de riqueza.
Necesitamos líderes que, además de generar riqueza, también sean buenas personas. Me refiero a los que guardan un equilibrio dinámico entre todos los elementos que conforman su función - que no es la de «jefe» - sino la de un individuo que se preocupa por su gente, por el ambiente, por la comunidad donde opera, por las leyes que lo rigen y por él mismo como persona, por aquello del «Bien Común que me incluya».
Somos interdependientes. Por lo tanto, si producimos un daño en alguna parte de nuestro planeta se afectará la globalidad. Lo opuesto también aplica...
Recuerda: «El auténtico progreso no consiste el aumentar el bienestar de algunos en detrimento del de otros».
Gracias por tu tiempo.
Autor
Arnaldo González Graterol
Autor de la competencia Liderazgo de personas y equipos,
en el libro Y eso, ¿cómo se come?
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