Todos hemos oído hablar del "Club de las 5 de la mañana". Pero, ¿Si te dijera que tu momento más productivo no solo depende de la hora del día, sino también de tu nivel de energía? Veamos qué dice la ciencia al respecto.
Lo que dice la investigación
Un estudio publicado en el "Journal of Occupational Health Psychology" en 2018 encontró que los niveles de energía fluctúan a lo largo del día y tienen un impacto significativo en la productividad, independientemente de la hora.
Por otro lado, una investigación de la Universidad de California, publicada en "Proceedings of the National Academy of Sciences", reveló que nuestros niveles de alerta y rendimiento cognitivo siguen un patrón de "pico-caída-recuperación" a lo largo del día, influenciado por nuestros ritmos circadianos y la acumulación de adenosina en el cerebro.
Algunos estudios han encontrado patrones generales:
Pico Matutino: Entre 9:00 AM y 11:00 AM muchas personas experimentan alta concentración, la temperatura corporal aumenta y los niveles de cortisol son óptimos.
Post medio día: Entre 2:00 PM y 3:00 PM es común experimentar una caída de energía relacionado con la digestión del almuerzo, la temperatura corporal tiende a bajar (Ahora entiendo por qué los españoles exigen la siesta),
Segundo pico entre 4:00 PM y 6:00 PM: Algunos experimentan un segundo periodo de alta productividad. La coordinación y tiempo de reacción suelen mejorar.
En este sentido, la productividad humana es un tema complejo que ha sido objeto de numerosos estudios, y la conclusión general es que no existe una "hora más productiva" universal. Esto se debe a que la productividad depende de varios factores clave:
Factores que impactan tu productividad
Factores Biológicos: Ciclo natural de cortisol (hormona del estrés), temperatura corporal, niveles de glucosa en sangre y la calidad del sueño.
Factores Ambientales: Temperatura del ambiente (¡imagina trabajar en verano sin aire acondicionado!), Iluminación, nivel de ruido e incluso calidad del aire.
Factores Personales: Hábitos de sueño, rutina de alimentación, nivel de ejercicio, carga de trabajo y tu estado emocional.
Recomendaciones prácticas:
Autoconocimiento: Identificar tu propio patrón de energía, Llevar un registro de productividad personal y adaptar las tareas importantes a tus horas pico
Planificación Estratégica: Las tareas complejas hazlas durante las horas de mayor energía, mientras que las tareas rutinarias durante tus bajas de energía.
Optimización del Ambiente: Mantener un espacio de trabajo adecuado es vital, controlar la temperatura y la iluminación, además de minimizar las distracciones
Hábitos Saludables: Mantén un horario de sueño regular, se que a veces es dificil pero valdrá el esfuerzo. Alimentación balanceada, ejercicio regular y pausas programadas ya no son opcionales.
Conclusión
La productividad no es solo cuestión de madrugar o trasnochar. Se trata de sintonizar con tus propios ritmos energéticos y aprovecharlos al máximo. Al entender y respetar tus patrones de energía, podrás optimizar tu rendimiento y bienestar, logrando más con menos esfuerzo.
Recuerda, la clave no es trabajar más duro, sino trabajar más inteligentemente, en armonía con tu cuerpo y mente.
La clave está en reconocer que la productividad es altamente individual y requiere un enfoque personalizado. En lugar de buscar "la hora perfecta", es más efectivo:
Observar tus propios patrones e identificar tus horas más productivas
Estructurar tu día en consecuencia
Mantener y ajustar los hábitos que apoyen tu ritmo natural
¿Y tú, has prestado atención a tus niveles de energía últimamente? ¡Cuéntanos tu experiencia en los comentarios!
Autor
Marelbis Pimentel
Especialista en optimización de procesos
Directora de Formación y Transformación Digital en Hyggelink
Autor de la competencia Resolución de problemas en el libro "Y eso, ¿cómo se come?"
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