Siempre que delegamos estamos corriendo un riesgo, ya que colocamos sobre las espaldas de un colaborador un asunto que es de nuestra responsabilidad. Si el resultado es positivo, el colaborador tiene el mérito del trabajo bien hecho y nosotros el de haber seleccionado a la persona adecuada. En caso contrario, el subordinado es responsable ante nosotros, pero seguimos siendo los responsables finales. En pocas palabras: la responsabilidad no se delega, se mantiene sobre nuestros hombros para bien o para mal.
Un gerente me comentaba en cierta ocasión que la responsabilidad se comparte a partes iguales. Tuve que manifestarle mi desacuerdo ya que no es una cuestión de porcentajes. La responsabilidad no la podemos dividir. El colaborador es 100% responsable ante su supervisor y este es 100% responsable ante su empresa. En cierta oportunidad, un participante de un taller lo expresó en términos graciosos:
Si el trabajo delegado sale mal, el supervisor debe agachar la cabeza para que le den con un palo; luego, él se busca otro palo y le da por la cabeza al colaborador. Lo que no puede hacer es apartarse para que le den con el palo directamente al colaborador.
Entonces, ¿qué delegamos? Bien decía Byron Dorgan: “Se puede delegar autoridad, pero no se puede delegar responsabilidad”. Debemos darle al colaborador las herramientas necesarias para que pueda ejecutar el trabajo delegado y con ellas una que no debe faltar: la autoridad. Sin ella, es posible que tenga las manos atadas. Si elegimos bien a la persona en quien delegamos, sabemos que puede hacer el trabajo y establecemos los mecanismos de control adecuados, solo resta que le demos libertad de acción: en otras palabras, la autoridad de acceder a los recursos necesarios para ejecutar el trabajo delegado.
Recuerda, cada vez que delegues eres 100% responsable del trabajo delegado. Esto no debe frenarte a la hora de delegar sino hacerte más consciente de los beneficios de una buena delegación.
Autor
Gustavo Yepes
Coach. Conferencista. Experto en Gestión del tiempo
Aliado de "Y eso, ¿cómo se come?" en Hyggelink